jueves, 19 de febrero de 2009

La etapa clásica

En las primeras décadas del siglo V, la escultura fue avanzando hacia el naturalismo, pero manteniendo su estaticidad e imperturbabilidad.

En la etapa clásica, el concepto de belleza fue definido como una mirada a la realidad, pero idealizándola en busca de un arquetipo.


Los principales artistas de la época clásica fueron Mirón, Policleto y Fidias.

El primer gran artista fue Mirón, un excelente broncista que dedicó especial atención a las plasmación del movimiento de la figura humana, como queda patente en el Discóbolo, en el que el movimiento está muy bien conseguido, pero ña carencia de expresión y el exhaustivo estudio de la anatomía humana son elementos todavía arcaizantes.



Si Mirón se preocupó del movimiento, Policleto se convirtió en el teórico de la escultura, tratando de expresar la relación armónica de unas partes del cuerpo con otras, y todas entre sí.

Su búsqueda de la proporción le llevó a escribir "El Cánon", que parece estar expresado en el Doríforo, cuya anotomía es igual que la del Diadúmenos, un atleta que se ciñe la diadema: aparece tratada de modo acentuado, creando fuertes contrastes de luz y sombra.

En todas sus obras queda reflejado el "cánon de siete cabezas", que permaneció en vigor hasta la centuria siguiente.


El punto culmimante de la escultura griega, el clasicismo por excelencia, se resumen en la obra de Fidias que, no solo representó la expresión más perfecta del cuerpo humano en su anatomñia y movimiento, sino que también mostró la majestuosidad e idealización que alcanzó la cultura griega.

Además, Fidias huanizó a los dioses, de una manera altamente idealizada, como las representaciones de la diosa Atenea destinadas a la Acrópolis ateniense (como por ejemplo la Lemnia, en bronce; y la Parthenos, hecha de marfil y oro ). También es de destacar la estatua sedente de Zeus, que presidía el santuario de Olimpia.

Pero la obra más grandiosa que Fidias llevño a cabo fue la decoración del Partenón, culminada en el año 432.

Su escultura tuvo numerosos sucesores en el último tercio del siglo V a.C., que se adaptaron fielmente a su ideal de belleza y a su peculiar modo de representar las telas y cuerpos: Alcámenes, Peonios y Calímaco, así como varios escultores anónimos que también siguieron su misma línea , entre los que destaca en ignorado autor de los relieves que decoran el templete de la Niké Aptera en la Acrópolis de Atenas, como el de la Niké desatándose la sandalia.

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