sábado, 21 de febrero de 2009

Escuelas del periodo helenístico

Durante el periodo helenístico, se pasó de la hegemonía artística de Atenas a un abanico de escuelas localizadas en Pérgamo, Rodas, Alejandría, etc.

La escultura helenística supuso una mayor acentuación de la vena realista y dinámica ya anticipada en las creaciones de siglos anteriores.

Se buscó la imitación de la realidad, llegando incluso a privar a los dioses de su simbolismo religioso para transformarlos en simples seres humanos, como es el caso de Afrodita, que de dejó de ser la diosa del amor para convertirse en el símbolo del erotismo y la sexualidad.

De la armonía e idealizada belleza del periodo clásico se pasó al expresionismo y al barroquismo, traducido en la obtención de materiales de alta calidad para las obras, la representación del movimiento agitado de las telas, la aparición de nuevos tipos escultóricos, entre los que destacan los infantiles y la senectud; la atracción por lo exótico y el gusto por la repetición de tipos deformes y monstruosos.

Por otra parte de la alegoría en forma humana de ríos y ciudades, Asimismo, el paisaje cobró inusitada importancia como sujeto artístico, manifestando que, con la etapa helenística, el hombre había dejado de ser el protagonista exclusivo del arte, para ser un elemento más de más naturaleza.


Son varias las escuelas que cabe destacar en la escuela helenística:
Atenas
En Atenas dominó la sencillez, el reposo y la constante inspiración en los grandes modelos del pasado. Abundaron los retratos de los personajes más ilustres, así como repeticiones del tema de Afrodita, entre las que se cuentan la Afrodita acurrucada, de Doidalsas de Bitnia y la célebre Venus de Milo. Tampoco faltaron temas infantiles, como el Espinario y el Niño de la oca, de Boethos.

Cabe destacar la labor de Apolonio, que esculpió el Torso Belvedere, expuesto en los Museos Vaticanos; y el Púgil sentado, del Museo de las Termas.

Alejandría

En la escuela de Alejandría se fusionaron elementos griegos y egipcios a la hora de representar a las divinidades. Los retratos mostraban un gran realismo.

También eran habituales las figuras de seres deformes y de individuos de variadas etnias. Concedían mucha atención a lo alegórico bajo forma humana, como en el caso de la representación del río Nilo como un anciano de largas barbas sobre cuyo cuerpo juguetean unos niños.

En esta escuela tuvo ligar la creación del paisaje helenístico de tipo romántico e idílico.

Pérgamos fue la sede de otra gran escuela que aportó varias novedades. Lo heróico y lo trágico fueron los temas principales de este centro artístico, que pasó por dos etapas:
•La primera, desarrollada en el siglo III a.C., destacan las representaciones de los Gálatas, a los que costó mucho doblegar. Así, el
Galo suicidándose o el Galo moribundo eran una manera indirecta de ensalzarse a sí mismos.
•En la segunda etapa, la obra principal
fue el friso del altar de Pérgamos, realizado por Eumenes II, que representa la lucha entre dioses y gigantes.


Rodas

Por último, las escuela de la isla de Rodas llevó a cabo una escultura plena de grandiosidad y barroquismo, como demustran la Niké de Samotracia (museo del Louvre), realizada por Pitókritos; o grupos de composición más compleja, como el del Castigo de Dirce (más conocido como el Toro farnesio), llavado a cabo por Apolonio y Tauriscos de Tralles: parece estar concebido como una gran pirámide ideal en cuya base se presta gran atención al paisaje.

Mas la escultura helenística por excelencia es el grupos escultural de Laoconte y sus hijos, realizado por Hagesandros, Polidoros y Atanodoros, que representa tanto dolor físico como moral.

viernes, 20 de febrero de 2009

La etapa helenística

La crisis política y religiosa que se desató ern Grecia en los años de transición de siglo V al VI a.C quedó rflejada en la escultura: no tanto por su creciente independencia de la arquitectura, sino porque los escultores tendieron cada vez mñas a representar a los dioses como humanos. Anteriormente Fidias y Policleto los representaban absteniéndose de mostrar sus sentimientos: ahora, en cambio, revelaron sus pasiones como si de mortales se tratase. También se ampliaro todos los puntos de vista de las esculturas. No obstante, los escultores del siglo IV a.C. mantuvieron todavía el ideal de belleza y amor a la proporción de la etapa clásica.



El escultor que señaló claramente la transición fue Cefisodoto, famoso broncista de la línea de Fidias, a quien la historia señala como padre de Praxiteles. Su grupo Eirene y Plutos anticipa a la humanidad de las posteriores creaciones de éste.


La escultura de Praxiteles está trabajada en bronce y mármol, y revela un tratamiento difuminado de las superficies.

Característica de sus esculturas es la sinuosidad de los perfiles, que se acusa en la curvatura de las caderas, lo que proporciona a sus creaciones de un aire ligeramente afeminado.
Entre sus creaciones destacan el Sátiro en reposo, el Apolo Sauróctono o el conocido Hermes de Olimpia, el único original de Praxiteles que ha llegado hasta el día de hoy, grupo en el cual Hermes sostiene a Dionisio, que recuerda al de Eirene y Plutos.

Además, Praxiteles fue el representante más decidido de la belleza femenina, cuyo tratamiento del desnudo encontroó su mejor expresión en la Afrodita (o Venus) de Cnido, que representa el momento de la salida del baño.


En tanto que Praxiteles prestó atención a la belleza femenina, Scopas de Palos se preocupó de plasmar en sus obras la agitación, el dolor, la melancolía, sirviéndose no solo de figuras convulsas y agitadas, como las Ménades, de helicoidal perfil, o los relieves del Mausoleo de Halicarnaso, sino sobre todo, merced al rictus que imprimió a las bocas y al tratamiento de intenso claroscuro del rostro de otras figuras, de las que es principal testimonio la imagen del joven Meleagro .
Lisipo de Sicione mostró la misma preocupación por las proporciones que tuvo Policleto, solo que estableció uno de mayor esbeltez en el que la cabeza, algo más reducida, quedaba comprendida ocho veces en el cuerpo, en ligar de las siete del Canon de Policleto. Además, Lisipo multiplicó un número de puntos de vista de las esculturas.

Entre sus obras destaca el Apoxiómenos, el Joven Agias, el Hermes o el Ares Ludovisi.
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Otros importantes escultores griegos del siglo IV a.C. fueron Leocarés, a quien se atribuye el Rapto de Ganimedes y el Apolo de Belvedere; y Timotheos, creador de Leda con el cisne.

jueves, 19 de febrero de 2009

La etapa clásica

En las primeras décadas del siglo V, la escultura fue avanzando hacia el naturalismo, pero manteniendo su estaticidad e imperturbabilidad.

En la etapa clásica, el concepto de belleza fue definido como una mirada a la realidad, pero idealizándola en busca de un arquetipo.


Los principales artistas de la época clásica fueron Mirón, Policleto y Fidias.

El primer gran artista fue Mirón, un excelente broncista que dedicó especial atención a las plasmación del movimiento de la figura humana, como queda patente en el Discóbolo, en el que el movimiento está muy bien conseguido, pero ña carencia de expresión y el exhaustivo estudio de la anatomía humana son elementos todavía arcaizantes.



Si Mirón se preocupó del movimiento, Policleto se convirtió en el teórico de la escultura, tratando de expresar la relación armónica de unas partes del cuerpo con otras, y todas entre sí.

Su búsqueda de la proporción le llevó a escribir "El Cánon", que parece estar expresado en el Doríforo, cuya anotomía es igual que la del Diadúmenos, un atleta que se ciñe la diadema: aparece tratada de modo acentuado, creando fuertes contrastes de luz y sombra.

En todas sus obras queda reflejado el "cánon de siete cabezas", que permaneció en vigor hasta la centuria siguiente.


El punto culmimante de la escultura griega, el clasicismo por excelencia, se resumen en la obra de Fidias que, no solo representó la expresión más perfecta del cuerpo humano en su anatomñia y movimiento, sino que también mostró la majestuosidad e idealización que alcanzó la cultura griega.

Además, Fidias huanizó a los dioses, de una manera altamente idealizada, como las representaciones de la diosa Atenea destinadas a la Acrópolis ateniense (como por ejemplo la Lemnia, en bronce; y la Parthenos, hecha de marfil y oro ). También es de destacar la estatua sedente de Zeus, que presidía el santuario de Olimpia.

Pero la obra más grandiosa que Fidias llevño a cabo fue la decoración del Partenón, culminada en el año 432.

Su escultura tuvo numerosos sucesores en el último tercio del siglo V a.C., que se adaptaron fielmente a su ideal de belleza y a su peculiar modo de representar las telas y cuerpos: Alcámenes, Peonios y Calímaco, así como varios escultores anónimos que también siguieron su misma línea , entre los que destaca en ignorado autor de los relieves que decoran el templete de la Niké Aptera en la Acrópolis de Atenas, como el de la Niké desatándose la sandalia.

miércoles, 18 de febrero de 2009

La escultura arcaica: kuroi y korai

La figura humana fue portadora de la belleza y la forma condesciende de representar la divinidad, buscando un realismo idealizado con el que efigiar a la especie humana en general.

Los materiales empleados por los escultores fueron absolutamente todos, desde madera y piedra, hasta el marfil y el oro, siendo el bronce y el mármol los predilectos.

A lo largo de los siglos, lás plástica griega evolucionó desde los primeros intentos de representación figurada en busca de la belleza y el movimiento hasta llegar, al siglo IV a.C., momento en el que se valoró más la plasmación del sentimiento humano.

Las primeras esculturas fueron creadas en el periodo arcaico (VII- 480 a.C.). Tienen un carácter religioso y frontalismo y rigidez muy acusados, con la pierna izquierda avanzada, con el fin de expresar la idea de movimiento.

Tras las xoana (unas esquemáticas figuras de madera) fueron los kuroi y las korai:


•Los kuroi (kuros en singular), también llamados Apolos, aparecían desnudos, con una anatomía esquemática y rígida, con los brazos pegados a los muslos. Es rostro resulta inexpresivo excepto el los labios, y el pelo está recogido en trenzas.
Unos de los kuros más famosos es el Moscóforo, conservado en el Museo de la Acrópolis (Atenas) y Cleobis y Bitón (en el Museo de Delfos)

• Las korai (kore en singular) tuvieron cierto sentido religioso. También son rígidas e inexpresivas, pero difieren de los korai en que iban vestidas con el peplo dórico o con el himatión jónico sobre un chitón.
Algunos ejemplos destacados son la Hera de Samos y la Dama de Auxerre (ambas en el Museo del Louvre, París), y la Kore de Euthydikos, conservada también en el Museo de la Acrópolis.


Ambos fueron avanzando desde la inexpresión al naturalismo en las primeras décadas del siglo V a.C.

martes, 17 de febrero de 2009

El templo

El templo es el edificio esencial de la arquitectura griega, cuyo origen reside en el mégaron prehelénico. Está destinado a sonservar la imagen de la divinidad a la queestá dedicado.

Se compone de dos partes esenciales: pronaos y el templo propiamente dicho, naos.

El arte griego

Las invasiones de los dorios constituyeron el fundamento sobre el que a partir del siglo VIII a.C., se alzaría la cultura griega, que surgió sobre el territorio helénico en forma de pequeños reinos que dieron paso a un gobierno tiránico hasta que se impuso la democracia.

Grecia estuvo distribuida por ciudades-estado independientes, denominadas polis, de las cuales destacaron Atenas, Esparta y Tebas. Entre ellas siempre hubieron unas luchas que repercutieron en el desarrollo del arte griego, cuya evolución puede ser dividida en tres grandes etapas:

•El periodo arcaico, desde los inicios hasta el año 480 a.C., aproximadamente, final de las Guerras Médicas.
•La época clásica, desde esa fecha hasta la muerte de Alejandro Magno en el año 323 a.C.
•La etapa helenística, que perduró hasta la dominación de Grecia por parte del Imperio Romano.

El arte griego fue el primero en concebirse a escala humana: la belleza estaba en la armonía de proporciones. También inauguró la contemplación estética, ya que el artista creaba sus obras meramente por la belleza, sin tener en cuenta un simbolismo religioso o una utilidad práctica.

Arquitectura

Fue esencialmente religiosa: se dedicaban templos a los dioses, todos presididos por Zeus. En la mayoría de las veces eran estructuras arquitrabadas, empleando como materiales predilectos el mármol y la piedra y uniéndolos sin argamasa ninguna, solamente con grapas de hierro. Los griegos fueron los creadores de los órdenes arquitectónicos, que en esta cultura fueron tres:
• El dórico fue el más antiguo y sobrio, ya que carecía de basa y tenía un fuste monolítico cubierto de estrías. El diámetro de estas columnas solía ser menor en la parte superior. Sobre el capitel se emplazaba el entablamento, formado a su vez por tres partes: arquitrabe, friso y cornisa.
• El jónico fue el propio de las islas de Jonia y de Asia Menor, y eras más esbeltas y elegantes que las dóricas. Estaban formadas por una sucesión alterna de molduras cóncavas y convexas, contando con 24 estrías. El capitel estaba adornado con un equino adornado con ovas y motivos vegetales, y rematado con dos volutas.
• El orden corintio fue el más tardío, porque surgió en el siglo V a.C.,y parece ser una variante del jónico: la única diferencia es que el capitel corintio está formado por una serie de hojas de acanto curvadas en los extremos.

El arte cretense

Mientras que en Egipto y el Próximo Oriente florecían sendas culturas, en el Mediterráneo Oriental, concretamente en las islas Cícladas y Creta nació el arte prehelénico, ya que deja entrever lo que sería más tarde el arte griego propiamente dicho.
Éstas manifestaciones artísticas se produjeron antes y durante la Edad del Bronce, y muestran ciertas similitudes con el arte Egipcio y Mesopotámico, pero ofreciendo un carácter peculiar, derivado del floreciente comercio y de su vida marítima en la que se basaba su tranquilidad; de ahí viene el aspecto refinado de su arquitectura, ausente de fortalezas, contrariamente a lo que sucedería después en la Grecia continental.

Ya en el Minoico Antiguo (3000-220 a.C.) y coincidiendo con la Edad Antigua del Bronce, se crearon el las Cícladas algunas esculturas que continuaban con el estilo característico del Neolítico, mientras que en Creta se construyeron algunas obras arquitectónicas poco conocidas actualmente, ya que fueron enterradas por otras posteriores. Contrariamente a como sucedía en Mesopotamia y Egipto, en el mundo cretense la religión fue menos influyente en la vida artística, por lo que no se han encontrado templos ni lugares de culto de esta época en Creta.
La etapa más importante del arte cretense fue la del Micénico Reciente (1750-1150 a.C.), también conocida como “la era de los segundos palacios”, ya que se erigieron unos mas grandes y suntuosos sobre los anteriores. A ella pertenecen el palacio de Cnossos, Festós, Mallia, Kato Zakros y el conjunto residencial de la Isla de Thera.
La escultura, en cambio, no tuvo mucho desarrollo. Pero desde el periodo medio se fabricaron pequeñas estatuillas de diosas y sacerdotisas portadoras de serpientes, que aparecen vestidas con un largo faldellín, dejando al descubierto el pecho y una excesivamente delgada cintura. Fueron trabajadas tanto en marfil y oro como en barro cocido.


El Palacio de Cnossos

Descubierto por Sir Arthur Evans, el Palacio de Cnossos ocupaba una superficie de 150 x 100 m², con alrededor de un millas de habitaciones, por lo que ha sido relacionado con el mítico Laberinto del rey Minos.
La arquitectura era adintelada, con columnas con forma de cono invertido. Presentaba la novedad de la superposición de pisos, que llegaba a las cuatro alturas.
Las principales dependencias estaban decoradas con pinturas que plasmaban diversos temas, como escenas marítimas con gran naturalismo que se realizaban al fresco sobre capas de estuco. Era de notas la influencia egipcia, sobre todo el la frontalidad de los cuerpos y los rostros de perfil. Los colores más habituales eran los rojos, ocres y azules, empleados sin atender a la realidad.
Al final, como en Egipto, las figuras masculinas solían ser de un color pardo, más oscuro en comparación con el tono casi lechoso de las representaciones femeninas.Los temas dependían del lugar en el que estaban realizados. Así encontramos figuras varoniles, como el Príncipe de los lirios o Los portadores de ofrendas; las escenas cortesanas, como Las damas de azul; danzas y ceremonias rituales, entre las que destacan la representación de la taurokapsia, una voltereta sobre un toro de gran cornamenta.

También cabe citar los paisajes, con animales y peces sobre fondos vegetales o marinos muy naturalistas, pintados con tal fidelidad a los movimientos de los animales que se emplea el término "galope minoico" para recurrir a este convencionalismo. Además de las pinturas murales, hay que prestar atención a objetos mobiliares, como el sarcófago de Agia Tríada, decorado con escenas rituales y cenefas geométricas y vegetales.